sábado, septiembre 29, 2012

LAS "CICLAS" ALQUILADAS


La economía nocaimera hace unos años atrás dependía mucho del mercado de la caña de azúcar. La imagen de una cantidad de mulas cargadas de bultos de panela bajando por la “laja” –hoy en día una trocha en afirmado-, hacia los depósitos que quedaban en Florilandia es inolvidable. Existían sitios exclusivos para amarrar los animales. El olor a “cagajón” era particular los fines de semana.  El pueblo se convertía en un hervidero de trabajadores, finqueros y comerciantes los sábados y domingos, tratando de concluir la venta de los productos paneleros, y desde luego, volver a mercar para una semana de trabajo en las cañas. Entonces se respiraba el olor de: la panela, las “bestias” y el pueblo.

Pero la economía de la caña de azúcar iba en debacle, cada vez se producía menos y el valor de la panela caía sin que se viera alguna esperanza de recuperación. Así que esto hacía que Nocaima fuera un pueblo con muchas necesidades –y en esto creo que no han existido cambios-, y falencias. A pesar de que existieran dos colegios de educación secundaria –uno de ellos de formación normalista- y una fábrica de trapiches, al municipio se le veía atrasado en infraestructura vial, telecomunicaciones, servicios públicos, etc.

Dadas estas condiciones, obviamente la economía de nuestros bolsillos de aquella época, era paupérrima. Pero cuando uno no puede tener las cosas tiempo completo por escasez, pues desde luego hay que alquilarlas. Entonces existió en Nocaima el alquiler de bicicletas y de cómics.

El de alquiler de bicicletas inició con un muchacho de apellido Espitia, realmente yo era muy pequeño y no lo recuerdo muy bien. Luego la familia Perilla en el barrio El Retiro, decidió alquilar “ciclas” versión cross, que eran de lo último y algunas “monaretas” que ya estaban en desuso. El valor del alquiler era de cien pesos la hora, no había que entregar ningún documento o finca, simplemente, la palabra: “ya regreso”. 

Estoy seguro que si la familia Perilla se hubiera imaginado el “palo” que se le dieron a esas bicicletas, seguramente lo hubiera pensado para montar el negocio. Por aquella época –años ochentas-, existía un comercial en televisión de una marca de bicicletas BMX, donde los muchachos hacían unas cuantas piruetas y saltos, que hacían ver fácil el uso de este tipo de juguete. Pues con esas expectativas de querer ser todos unos expertos en "cross", los jóvenes ciclistas bajaban por la calle destapada de el retiro "despepados", y haciendo uso de lo mejor de las BMX, su freno coaster, parando en seco rastrillando la llanta trasera ,  y desde luego, dejando casi la mitad en el suelo.

Pero lo mejor era tratar de saltar con la bicicleta obstáculos o rampas, así que eso no era ningún problema para los novatos nocaimeros. La cancha de la Normal Nacional, era el escenario ideal para ejecutar maniobras de este tipo, pero debido a la calidad de los materiales de las cross de los Perilla, no daban para tanta práctica, entonces hubo marcos y tenedores rotos, y hasta llantas casi cuadradas de tanto salto. Lo importante es que se intentó, no hubo talento como el de nuestra medallista colombiana Mariana Pajón, pero se vivió con pasión y adrenalina. Supongo que el negocio no fue muy rentable por todo esto, y el alquiler se clausuró. Unos años después, las bicicletas comenzaron a bajar de precio y los nuevos chicos ya tuvieron una de regalo, y la bicicleta BMX fue terminando en uso exclusivo de sus verdaderos apasionados.